lunes, 9 de abril de 2018

LA BODA

¡Buenos días! Que vaya muy bien la semana:

SE CASA CON UN ÁRBOL CENTENARIO Y EVITA QUE LO TALEN

El amor por la naturaleza puede llevar a veces a límites insospechados, ¿quién podría imaginarse, por ejemplo, que alguien pudiera casarse con un árbol? Esto es precisamente lo que he hecho la activista Karen Cooper, quien ha decidido “casarse” con un ficus centenario.

Natural de Fort Myers, en la costa suroeste de Florida (Estados Unidos), Karen se ha “casado” con su amado árbol de toda la vida, un ficus centenario gigante que extiende su sombra benefactora en un parque público, para intentar evitar que las autoridades lo corten, según han informado los medios locales y +Verde, nuestro diario amigo por el que hemos conocido esta buena noticia.

La activista medio ambiental organizó una boda, con vestido blanco, torta e invitados, en el parque Snell Family de Fort Myers el sábado 24 de marzo.

UNA BODA ENTRE MUJER Y ÁRBOL

Realmente Karen Cooper ha seguido los pasos de un grupo de activistas mexicanas contra la deforestación de los bosques, quienes decidieron llamar igualmente la atención contrayendo matrimonio con árboles en unas simbólicas ceremonias.

«Lo vi y pensé que deberíamos casarnos con el ficus, como algún tipo de broma y la gente me dijo que era una buena idea. Así que dije, de acuerdo, vamos a hacerlo», apuntó Cooper en declaraciones al diario The News-Press.

Al enlace acudieron amigos y vecinos de la prometida y del novio, un ficus cuyas raíces cubren una extensión de unos 744 metros cuadrados.

EL MOTIVO DE LA TALA DEL FICUS CENTENARIO

Aunque este ficus centenario se encuentra en un parque público, propiedad del ayuntamiento de Fort Myers, sus raíces se extienden hasta un terreno circundante, que está a la venta por un millón de dólares y que es la causa del conflicto.

Según News-Press, una persona interesada en la compra del terreno colindante preguntó en 2017 a las autoridades cuáles eran sus responsabilidades respecto del árbol, ya que no quería asumir las consecuencias si llegara a caerse sobre una vivienda o sobre alguien.

Esto hizo que el Ayuntamiento consultara al respecto a expertos medioambientales y llegara a la conclusión de que una tormenta o un temporal, podrían efectivamente arrancarlo o caerse una rama.

Por ese motivo, en diciembre pasado el departamento de obras públicas de la ciudad autorizó la tala del árbol, a lo que se oponen Cooper y un grupo de residentes en el vecindario de Valencia Terrace, que se ha movilizado para frenar cualquier intento de talar el ficus.

En un cartel colocado sobre una valla del parque público se puede leer: “¡Salvemos el ficus! ante la propuesta de las autoridades de su total eliminación a petición del nuevo propietario del terreno vacante. Una nueva casa grande sí es una invasión, no este bello árbol. Por favor, no seas complaciente”.

LA BUENA NOTICIA: EL FICUS FINALMENTE NO SE CORTARÁ, SE PODARÁ

Al parecer la movilización ha surtido efecto y el ayuntamiento de la ciudad ha reconsiderando sus planes iniciales de cortar el árbol.

Ante la presión ciudadana y la simbólica boda, ayer 2 de abril tuvo lugar una reunión oficial para determinar si el ahora casado ficus de Snell Park continuaría dando sombra y cobijo a los paseantes y vecinos o se talaba para siempre.

Según informa el diario Naples Herald, el ayuntamiento de Fort Myers ha decidido finalmente, por mayoría de 4 a 1, podar el árbol en lugar de talarlo, de cara a evitar los riesgos que podría suponer que se cayera cobre alguien alguna de sus ramas.

DE CORTARLO A PODARLO CADA CINCO AÑOS POR… 6.000 $

Esta poda supondrá nada menos que un coste de 6.000 dólares, ya que la poda tendrá que ser llevada a cabo por un jardinero profesional, que esté especializado en este tipo de árboles y que se contratará expresamente para este servicio.

La poda que se le hará reduciría la parte superior del árbol en un 30 por ciento, los lados del árbol en un 20 por ciento y se eliminarán algunas ramas en el centro, reduciendo así la posibilidad de que el árbol sea derribado por los vientos huracanados y otros peligros que podrían ser causados por su tamaño actual.

Esta poda deberá ser además realizada cada cinco o seis años para mantenerlo a salvo de daños.

Un ejemplo el que Karen Cooper nos ha dado de que es posible cambiar las cosas y de que si se quiere, se puede. Es posible llegar a una solución intermedia entre el urbanismo y la naturaleza… ¡Chapeau por la activista!


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